Por Pedro Alfonso Sánchez
Cortadito News – 29 de Diciembre de 2025
En la intersección de Reina y Belascoaín, en pleno corazón de La Habana, se alza lo que alguna vez fue la tienda Yumurí —antiguamente conocida como «la Casa de los 3 quilos»—, un edificio moderno de cinco niveles construido en los años 50, con portales corridos y grandes vidrieras que, hoy, miran al vacío (porque adentro ya no hay casi nada que vender). Este lugar, clave en la historia del comercio estatal en La Habana, fue en su momento un referente de accesibilidad y variedad: desde alimentos en el sótano hasta joyería en la planta baja, electrodomésticos en los pisos intermedios y oficinas arriba. Funcionaba como un microcosmos del consumo cubano. Ahora, apenas resiste el paso del tiempo con sus puertas clausuradas y su fachada agrietada.
Nada queda del bullicio.
Solo silencio y polvo.
La historia de este edificio es más rica de lo que muchos imaginan. Fundada a inicios del siglo XX bajo la influencia del modelo Woolworth —esas tiendas de «5 y 10 centavos» tan populares en EE.UU.—, sus dueños bautizaron el local como «La Casa de 1, 2 y 3 Centavos». Pero el pueblo, como siempre, simplificó: pronto la llamó «la Casa de los 3 quilos», un nombre más pegadizo, más callejero, más suyo. Tanto que los mismos propietarios lo adoptaron en su publicidad. ¿Genial? Más bien... un ejemplo temprano de branding popular hecho desde la acera.
Tras la inauguración de la Gran Logia de Cuba en 1955, el local se modernizó y se convirtió en la tienda por departamentos que hoy conocemos como Yumurí. El edificio actual —con acceso principal por Belascoaín, ya que la entrada por Reina lleva años sellada— conserva esa estructura funcional: sótano para alimentos, planta baja para perfumería, pisos superiores con electrodomésticos y confecciones. Todo pensado para servir, no para lucir.
¡Uf! Cuesta creer que un sitio con tanta historia esté ahora en el limbo administrativo.
Esto me recuerda a cuando mi tío decía que “los buenos negocios no se abandonan, se heredan”.
Bueno, da igual.
Aunque en 2016 un incendio afectó parte de la infraestructura, las autoridades del MININT actuaron con prontitud y sin daños personales, lo cual debe reconocerse. Pero desde entonces, ni rehabilitación ni anuncios creíbles sobre su futuro. Rumores de inversionistas extranjeros circulan, pero sin transparencia ni cronograma. Mientras, el deterioro avanza y la infraestructura comercial en La Habana sigue perdiendo hitos.
¿Y la gente?
Sigue esperando. Y denunciando. Porque la denuncia ciudadana sigue siendo una de las pocas herramientas reales para exigir que espacios como este —con valor histórico, arquitectónico y social— no se conviertan en ruinas silenciosas.
📌 Otras noticias recientes desde Cuba que podrían interesarte:
- La Fábrica de Ironbeer en Santos Suárez: Un Legado Efervescente en la Historia Habanera
- Navidad en Cuba: de Fiesta a Silencio
- Apagones masivos en Cuba antes de Nochebuena
En Cortadito News celebramos el patrimonio cultural de la isla y su diáspora.
Envíanos tu historia con fotos o referencias.
¿Disfrutaste este contenido? Compártelo en Facebook o X y ayúdanos a preservar nuestra identidad.
⚠️ Aviso legal
El contenido de este artículo es informativo y se basa en fuentes públicas. Las opiniones son personales del autor y no constituyen asesoramiento profesional. Cortadito News no se responsabiliza por errores u omisiones de terceros ni por el uso que el lector haga de la información.
Disclaimer completo aquí.





Gracias por tu visita. Déjanos tu comentario, sugerencia o pregunta. ¡Tu opinión es muy importante para nosotros!