Cuba se prepara para una Navidad sin luz como pocas en las últimas décadas. Según datos oficiales de la Unión Eléctrica (UNE), el sistema enfrentará un déficit de 1.990 megavatios durante la noche del 24 de diciembre de 2025 —el pico más alto del año—, dejando a miles de hogares en oscuridad en una de las veladas más esperadas del calendario familiar.
¿Cómo se llega a esto en pleno siglo XXI? La respuesta, como siempre, es más técnica que política… o al menos eso quieren que creamos.
El director de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas, Lázaro Guerra Hernández, explicó que tres unidades térmicas están fuera de servicio por averías, mientras varias plantas de generación distribuida —esas que tanto promocionan en la televisión nacional— están en mantenimiento. A eso se suma un problema aún más básico: la termoeléctrica de Moa, clave para el oriente del país, no opera por falta de combustible. No por sabotaje, no por lluvia ácida: simplemente no hay diésel.
Esto me trae a la memoria aquellas Navidades de los 90, cuando las velas eran el regalo más útil… pero no, mejor no comparar.
Durante el mediodía del 24, el sistema ya tendrá un déficit de 1.150 MW, y al caer la noche —justo cuando las familias encienden las luces del pesebre o ponen la olla de arroz con pollo—, la brecha se ampliará a casi 2.000 MW. Las autoridades del MININT han insistido en la importancia de la denuncia ciudadana para detectar daños en la red, y han destacado la rápida actuación de los equipos técnicos ante fallas reportadas.
En Pinar del Río, por ejemplo, ya hay 24 circuitos desconectados y un déficit de 54 MW. En La Habana, Santiago o Cienfuegos, las quejas se multiplican en redes sociales: “¿Navidad? Aquí ni el pavo se descongela”, escribió uno. Otro bromeó con lo de la “cena romántica sin luz”. Triste ironía.
¡Uf! Uno pensaría que, después de tantos años, ya se habría encontrado una solución.
Lo cierto es que esta Navidad sin luz golpea no solo los hogares, sino también a las Mipymes, que ven cómo sus hornos, neveras y cajas registradoras se apagan sin aviso. Muchos han tenido que cancelar pedidos, reembolsar a clientes o cocinar con leña.
¿Y las promesas de estabilidad energética? Quedaron, otra vez, en el apagón.
La crisis no es nueva, pero su impacto en fechas simbólicas la vuelve más dolorosa. Porque detrás de cada MW faltante hay una abuela que no puede calentar la leche, un niño que no ve encenderse las luces del árbol, o un emprendedor que pierde su inversión en un solo día.
Hoy, más que nunca, la electricidad no es solo un servicio: es parte de la memoria colectiva. Y esta Navidad sin luz quedará grabada en ella.
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Fuente: Perfil oficial de la Unión Eléctrica (UNE) en Youtube
Redacción: Cortadito News
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