¿Hasta cuándo el silencio ante las torturas del castrismo? El congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart ha alzado su voz, una vez más, ante lo que considera un crimen persistente: la represión brutal del régimen cubano contra José Daniel Ferrer, líder opositor actualmente encarcelado en la prisión de Mar Verde, Santiago de Cuba.
Un sitio que, según muchos, huele más a desesperación que a justicia.
“@jdanielferrer es un patriota”, escribió Díaz-Balart en su cuenta de X (antes Twitter, por si alguien ya no lo recuerda), subrayando que el activista “sigue enfrentando a los matones del régimen” con una valentía que asombra y duele a la vez.
Una vez más, la dictadura en Cuba continúa su violencia y abuso contra opositores que mantiene en prisión por exigir libertad para el pueblo cubano. @jdanielferrer es un patriota, que pese a todo sigue enfrentando a los matones del régimen. La responsabilidad de su vida y bien…
— Mario Díaz-Balart (@MarioDB) July 7, 2025
Porque sí, duele. No solo por Ferrer, sino por lo que simboliza: la lucha constante contra un sistema que aún hoy utiliza el abuso físico como herramienta política.
¿Tortura? No es exageración, es rutina.
El castrismo parece haber convertido la palabra tortura en parte del manual penitenciario. Ferrer, quien lleva casi dos semanas en huelga de hambre, fue visto recientemente —según denunció su familia— en un estado alarmante: débil, con lesiones visibles y signos de maltrato continuo.
Uf... hasta se me encoge el pecho de pensarlo.
Mario Díaz-Balart no se anduvo con rodeos: calificó de asesino al régimen, y culpó directamente a sus líderes por el deterioro físico y psicológico de Ferrer.
¿Quién responde por su salud? ¿La misma dictadura que lo encierra?
Trump, sanciones y presión internacional
Según el congresista, las medidas impulsadas por el gobierno de Donald Trump buscan cortar el flujo de fondos que alimenta a la dictadura. “Las sanciones están diseñadas para asfixiar el financiamiento comunista”, dijo.
¿Funcionan? Tal vez. ¿Suficientes? Ni cerca.
“DemanDo el apoyo internacional”—sí, escribió “demando”, pero en mayúsculas medias, lo cual hace que uno se pregunte si era un grito o solo un error de dedo. Da igual. El mensaje es claro: sin solidaridad global, la libertad en Cuba seguirá postergada.
¡Qué ironía! En pleno siglo XXI, mientras hablamos de inteligencia artificial y coches que se manejan solos, seguimos rogando por derechos básicos en la isla.
¿Y ahora qué?
Esto me recuerda a cuando, de niño, escuchaba las noticias por la radio junto a mi abuelo. Siempre decía: "La historia cubana es un disco rayado". Y no le faltaba razón, aunque ahora suene como una frase sacada de un VHS olvidado.
Como el Tamagotchi, ¿te acuerdas?
Lo triste —y flipante, por qué no decirlo— es que aún tengamos que denunciar torturas del castrismo mientras el mundo mira hacia otro lado.
Conclusión: el precio de la dignidad
José Daniel Ferrer no es solo un preso político; es el reflejo de una nación entera que ha sido maltratada durante décadas. Su caso debe ser un punto de quiebre.
De lo contrario, ¿qué nos queda? ¿Seguir contando víctimas mientras el olor a lluvia y a cárcel vieja inunda las celdas del Mar Verde?
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Fuente: Cubanos por el mundo
Redacción: Cortadito News