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Apagones en Cuba: ¿Hasta Cuándo Durará la Oscuridad?

Calle oscura en Cuba por apagones, con velas encendidas en ventanas.


La isla vive un drama que no da tregua: los apagones están dejando a millones sin luz, sin ventiladores, sin esperanza. La Unión Eléctrica (UNE), esa entidad que intenta mantener a flote un sistema eléctrico en ruinas, confirmó una afectación brutal de 1450 MW. ¿El motivo? Una infraestructura que parece sacada de un museo —o más bien, de un cementerio de tecnología obsoleta, como el Tamagotchi que todos olvidamos alimentar.


Un sistema al borde del colapso

El panorama es desolador (y no exagero, que el calor sin ventilador es criminal). Según el reporte oficial, el servicio eléctrico se cortó durante las 24 horas del día previo, y la madrugada no trajo alivio. La máxima afectación alcanzó los 1941 MW a las 8:40 p.m., un número que supera incluso las peores predicciones de la UNE. La unidad 5 de la Central Termoeléctrica Renté, que debería ser un pilar, está fuera de combate. ¡Vaya sorpresa!


Los 30 parques solares fotovoltaicos —que suenan modernos, pero no lo son tanto— apenas entregaron 462 MW. insuficiente para una demanda que ronda los 3000 MW. Imagina el olor a lluvia después de una tormenta, pero sin poder encender ni una bombilla para disfrutarlo. La disponibilidad actual es de solo 1560 MW, dejando a más de la mitad del país a oscuras.

Números que duelen

Para el horario pico, la UNE proyecta una demanda de 3500 MW, pero solo hay 1690 MW disponibles. Haz las cuentas: un déficit de 1810 MW, con una afectación estimada de 1880 MW. Traducción: más apagones, más noches sin ventilador, más familias cocinando con leña como si estuviéramos en el siglo XIX. ¿Modernidad? Más bien... cuestionable.


¿Y qué pasa con las soluciones?

Aquí viene la ironía: mientras el pueblo se las arregla con velas y paciencia, los responsables parecen vivir en una realidad paralela. Décadas de abandono han convertido al sistema eléctrico en un Frankenstein que apenas respira. No es solo un problema de cables o turbinas; es una crisis de gestión, de prioridades torcidas. ¡Uf! ¿Cuánto más puede aguantar la gente?


La vida en la oscuridad

Los cubanos no solo enfrentan la falta de luz, sino un recordatorio constante de un sistema que no funciona. Cocinar con leña, dormir sin aire, vivir con la incertidumbre de cuándo volverá la corriente... eso no es vida, es supervivencia. Y mientras tanto, los privilegiados siguen en su burbuja, como si los apagones no existieran.


Esto me recuerda a cuando intentaba revivir mi viejo walkman con pilas gastadas... bueno, da igual. Lo cierto es que la isla necesita más que parches técnicos. La libertad, esa palabra que pesa tanto, parece ser la única luz al final del túnel. Pero, ¿cuándo llegará? Nadie lo sabe, y esa es la tragedia.


Un futuro incierto

La crisis energética no es solo números; es el cansancio de un pueblo que merece más. Los apagones son el síntoma de algo mucho más grande: un país que necesita reinventarse. Mientras la UNE sigue dando cifras desalentadoras, los cubanos buscan formas de seguir adelante. Quizás con velas, quizás con esperanza, pero siempre con una resiliencia que flipa.


La pregunta no es si habrá más apagones, sino cuánto tiempo más podrá la gente soportar esta oscuridad. Porque, al final, no se trata solo de electricidad, sino de dignidad.


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Redacción: Cortadito News

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