Lo que parecía olvidado, volvió con uniforme
Hay historias que se esconden bajo la alfombra... hasta que alguien levanta la esquina. Eso pasó con Daniel Morejón, un represor cubano que cruzó la frontera como si su pasado fuese invisible. Pero no lo era. Y Estados Unidos lo supo.
El exfuncionario —vinculado a la represión de las protestas del 11 de julio de 2021 en Cuba— fue detectado por las autoridades migratorias norteamericanas, tras una investigación que reveló un oscuro historial bajo su camisa bien planchada.Segun informacion del periodita de Martí Noticias Mario J. Pentón
¿Acto de justicia o simple trámite migratorio?
El engaño tenía fecha de caducidad
Morejón se presentó como refugiado. Así, sin rubor en la cara. Ocultó su pasado con la habilidad de un mal actor en una novela de los 90. Pero documentos, testimonios y conexiones con estructuras represivas del Estado cubano —como las llamadas Brigadas de Respuesta Rápida— sacaron la verdad a flote.
Las autoridades, con coordinación entre varias agencias (HSI, FBI, CBP), lo detuvieron en Florida el 30 de abril. Para finales de mayo, ya estaba en un avión con rumbo a La Habana.
Rápido. Demasiado rápido. Flipante, incluso.
¿Justicia servida o reciclada?
Desde la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba (FHRC), el investigador Luis Domínguez no se guardó nada: “Esto es justicia pura”, dijo, mientras se encendían reacciones entre activistas, exiliados y familiares de los presos del 11J.
¡Uf! A algunos les pareció hasta poético. Otros... prefirieron no ilusionarse tanto.
¿Y ahora qué? ¿Alguien realmente cree que al regresar a Cuba este personaje se irá a sembrar tomates en su patio?
De Miami a Artemisa: el silencio vuelve a doler
Tras aterrizar en la isla, los vecinos de Las Cañas (Artemisa) comenzaron a hablar... bajito, como en los viejos tiempos. Según reportes extraoficiales, el exfuncionario retomó su viejo rol represivo. Se le ha visto junto a agentes del Ministerio del Interior, rondando por la zona, como si nunca se hubiera ido.
Algunos testigos dicen haber sido amenazados por colaborar con su denuncia.
¿Casualidad? Más bien, intimidación reciclada.
¿Genial? No, más bien tenebroso.
La impunidad no siempre duerme
Durante meses, Morejón vivió en Miami, en casa de su hija. Mientras tanto, quienes sufrieron los golpes, los gritos y las desapariciones del 11J, seguían esperando justicia desde sus celdas en Cuba.
Esto me recuerda a cuando el cassette se atascaba en el walkman: el pasado no dejaba de sonar. Y aunque uno intentara sacarlo con un lápiz, el daño ya estaba hecho.
El llamado sigue en pie
Las autoridades migratorias estadounidenses han reiterado que cualquier ciudadano que tenga información sobre personas involucradas en crímenes de represión —como este represor cubano— puede comunicarse de forma anónima con ICE.
Nadie está obligado a callar.
Una última ironía (de esas que huelen a lluvia vieja)
En un país donde tantos buscan refugio, ver que uno de los perseguidores fue el que logró entrar... tiene un sabor amargo.
¿Y la moraleja? Tal vez sea esta: ni el exilio borra lo que uno hizo cuando tenía poder en las manos y odio en la mirada.
Como cuando llueve sobre cemento caliente: el olor no se va fácil. Ni rápido.
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Con información de: Marti Noticias
Redacción: Cortadito News