Tren a la playa: el espejismo turístico que esconde la miseria cubana

El régimen celebra un tren viejo mientras Cuba se hunde en crisis, escasez y propaganda vacía.
Tren oxidado en Cuba rumbo a Playas del Este, símbolo de crisis y propaganda.


Un desfile de óxido sobre rieles

A las 9:00 a.m. —hora en que muchos cubanos aún hacen fila por el pan, si es que llegó— partió el famoso “Tren 75” rumbo a las Playas del Este. ¿Una buena noticia? Quizás si vives en una maqueta, no en la Cuba real. El régimen cubano, con bombo y platillo, festeja la vuelta de un servicio ferroviario que apenas se sostiene sobre sus propios hierros... literal.


Con una locomotora y tres coches de apenas 48 plazas cada uno (ojo, cada uno), este "avance" se presenta como una opción “popular” para el verano. Funciona de martes a domingo. Los lunes, descanso obligatorio… ¡porque necesita mantenimiento constante! Y eso dice mucho.


Precio del billete: 35 CUP. ¿Barato? Si sobrevives con un salario estatal, hasta ese monto es un lujo.


Pan y circo... sin pan

¿Qué sentido tiene resucitar un tren oxidado cuando el cubano promedio no tiene ni aceite para freír un huevo? ¿Quién puede "vacacionar" en un país donde escasean antibióticos, jabón y, a veces, hasta el agua?


Esto me recuerda a cuando, en los 90, los niños coleccionaban tapitas porque no había juguetes. Hoy, celebramos vagones remendados. Progreso, le llaman.


El tren hace paradas en Guanabacoa, Tarará y otras zonas, como si se tratara de una gira nostálgica por la infraestructura moribunda del país. ¡Uf! Uno podría pensar que el siguiente paso será declarar Patrimonio Nacional a los baches.


¿Fiesta nacional? Más bien... parodia oficial

El Ministro del Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, escribió en Facebook —donde el acceso desde Cuba a veces va más lento que el tren mismo— un post celebrando la "opción económica y popular". Incluyó fotos. Filtros no le faltaron. Realismo, sí.


Tren oxidado en Cuba rumbo a Playas del Este, símbolo de crisis y propaganda.


Es que en la Cuba de hoy, la propaganda tiene más combustible que los hospitales.


¿Quién decide las prioridades del país? Porque mientras se reactivan trenes para que algunos puedan broncearse, otros siguen lavando heridas con agua salada.


La otra cara del “verano popular”

El “tren a la playa” representa exactamente lo que no debería aplaudirse: una postal mal maquillada de un país que se cae a pedazos. Más que una alternativa de transporte, es un símbolo de la política del espectáculo con la que el régimen intenta tapar su fracaso sistemático.


Huele a óxido y a desesperación. Y, con suerte, al mismo "olor a lluvia" que acompaña los días tristes en la isla.


Un recuerdo con sabor a chatarra

¿Recuerdas el Tamagotchi? Un aparatito que simulaba vida. Así mismo se siente esta iniciativa: artificial, controlada, sin verdadera función más allá del simulacro.


Cuba no necesita trenes con pintura nueva: necesita libertad, inversión real, comida, futuro. ¿Genial? Más bien... cuestionable.


Palabras clave secundarias: crisis en Cuba, propaganda cubana, escasez de alimentos, decadencia del régimen, transporte en Cuba.


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¿Boda económica? No, gracias. Aquí hablamos de tren oxidado, propaganda y resistencia.


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FUENTE: Granma


Redacción: Cortadito News

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