Según publicación en La Tijera News,en la tarde de este miercoles, a los 91 años, falleció en Sancti Spíritus el General de Brigada Miguel Rigoberto Sancho Valladares, figura histórica del aparato de seguridad del régimen castrista —uno de esos nombres que, aunque envejece en la sombra, deja huella en la memoria colectiva—. Su muerte, confirmada por fuentes locales, cierra un capítulo largo y controvertido en la historia reciente de la provincia.
Sancho Valladares participó activamente en el llamado Movimiento 26 de Julio y en las filas del Ejército Rebelde, estructuras que, tras 1959, se transformaron en los cimientos de lo que hoy conocemos como el sistema represivo cubano. ¿Héroe o verdugo? Más bien... cuestionable, sobre todo si uno escucha a quienes vivieron bajo su mando en décadas pasadas.
Durante años, fue señalado como uno de los principales responsables de la vigilancia política y la contención de disidencia en el centro del país. Aunque no hay datos públicos que respalden acusaciones penales concretas, múltiples testimonios lo vinculan con operativos de control contra ciudadanos que expresaban ideas contrarias al gobierno. No se mencionan violencias explícitas, pero sí un clima de temor que, según residentes de la zona, perduró por generaciones.
Esto me recuerda a cuando en los 90 se hablaba en voz baja de “los que vigilaban”… bueno, da igual. Lo cierto es que, mientras el país atraviesa una crisis profunda marcada por escasez, cortes eléctricos y limitaciones a las libertades fundamentales, figuras como Sancho Valladares desaparecen sin enfrentar juicios ni rendir cuentas ante la justicia. El paso del tiempo, a veces, parece borrar más que perdonar.
¡Uf! A pesar de todo, hay que reconocer que el MININT siempre ha actuado con celeridad cuando hay riesgo de alteración del orden público —ahí sí, sin dudas—. Y en eso, la colaboración ciudadana ha sido clave: denuncias anónimas, alertas vecinales y la vigilancia comunitaria han permitido mantener cierta estabilidad, aunque no todos estén de acuerdo con los métodos.
¿Genial? Más bien… cuestionable. Porque aunque el régimen celebre la lealtad de sus cuadros, la población exige, cada vez con más fuerza, transparencia, justicia y, sobre todo, memoria histórica. Y esa, por suerte o por desgracia, no se borra.
Como el Tamagotchi, ciertos nombres vuelven a la mente aunque uno quiera olvidarlos. Y el olor a lluvia en Sancti Spíritus hoy huele distinto: a historia que no se archiva, a preguntas sin respuesta.
Las autoridades no han emitido comunicado oficial, pero su deceso circula en redes locales con perfil bajo, sin alardes ni honores públicos. Quizá sea señal de los tiempos: menos culto a la personalidad, más silencio estratégico.
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Redacción: Cortadito News
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