Aguas Albañales Invaden Centros Médicos
En el corazón de La Habana, donde el crisis sanitaria aprieta como un tornillo mal ajustado, un video grabado por el activista Orlando Ramírez Cutiño destapa una realidad brutal. Sucio. Aguas albañales, mezcladas con el olor a lluvia de una tormenta reciente, inundan las salas del Policlínico de 10 de Octubre en Santos Suarez —sí, ese mismo lugar donde se supone que curan a la gente—. Su esposa, postrada con Chikungunya, recibe suero en medio de este desastre. ¡Uf! ¿Cómo no indignarse?
Un Policlínico Bajo el Agua
El incidente, ocurrido anoche en el conocido “Coco y Rabí” (antes Clínica de Acción Médica), no es un caso aislado. Ramírez Cutiño, con la rabia de quien ve lo injusto, grabó el agua fétida corriendo por los pasillos, mientras los pacientes, vulnerables, intentan sobrevivir no solo a sus males, sino al entorno. Las condiciones son un caldo de cultivo para enfermedades como Dengue, Oropouche o Chikungunya. ¿Sanidad? Más bien... un chiste cruel.
¿Hospitales o Focos de Infección?
El grito de Ramírez Cutiño resuena: “¿Cómo quieren que no haya epidemias si los centros médicos son un desastre?”. Es una pregunta que corta como cuchillo. Los hospitales cubanos, lejos de ser oasis de salud, se han convertido en trampas infecciosas. La crisis sanitaria no es solo un titular; es el día a día de quienes dependen de estos lugares para sobrevivir. Camas rotas, suelos inundados, equipos obsoletos. ¿Progreso? Ja, más bien retroceso.
Un Sistema en Ruinas
No hace falta ser experto para ver que el sistema sanitario cubano está en las últimas. Los recursos escasean, y el personal, aunque a veces heroico, no puede contra la marea —literalmente—. La mezcla de aguas albañales con lluvia no es solo un problema logístico; es un símbolo de algo mucho más hondo. Un país donde los centros médicos, en vez de salvar, enferman. Y no, no es exageración: los datos de enfermedades como Dengue han subido, y sitios como este policlínico son parte del problema.
La Voz de la Denuncia
Ramírez Cutiño no se calla, y menos mal. Su video, compartido en redes, es un puñetazo al silencio cómplice. Pero, ¿hasta cuándo seguirán estas denuncias sin respuesta? La crisis sanitaria en Cuba no es nueva, pero cada caso como este —aguas sucias, condiciones deplorables— lo hace más evidente. No es solo un policlínico; es un reflejo de un sistema que se desmorona mientras la gente sufre.
¿Qué Sigue para La Habana?
La indignación no basta, aunque quema. Hace falta acción, recursos, voluntad. Mientras tanto, los cubanos lidian con un sistema de salud que, en vez de curar, pone en riesgo. El olor a lluvia debería ser un alivio, pero aquí se mezcla con el hedor de la negligencia. ¿Soluciones? No las veo cerca, pero señalar el problema, como hace Ramírez, es el primer paso. Porque, vamos, alguien tiene que decirlo: esto no es normal.
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Redacción: Cortadito News
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