En Cuba, la oscuridad ya no es una metáfora: es un hecho cotidiano, físico, agobiante. Apagones de hasta 20 horas diarias han sumido a millones de personas en una noche perpetua, mientras el régimen—experto en culpar al vecino del frente por los incendios que él mismo provoca—se lava las manos con el embargo estadounidense como coartada favorita.
Pero el deterioro del sistema eléctrico cubano no se construyó con sanciones, sino con cemento mojado de corrupción, parches ideológicos y una terquedad tan infalible como el sol… que irónicamente podría haber sido una fuente de energía.
Un país a oscuras, una dictadura en piloto automático
Mientras los ciudadanos de Santiago de Cuba, Holguín o Camagüey tratan de conservar alimentos sin refrigeradores, dormir sin ventiladores o curar heridas en hospitales sin luz, el aparato estatal mantiene intacta su prioridad: iluminar los hoteles para turistas y las oficinas donde se imprimen consignas.
Porque el problema no es técnico. Es ético. Y también estético: la miseria necesita penumbra para no ser vista.
¿Qué nos trajo hasta este apagón perpetuo?
1. Termoeléctricas convertidas en fósiles vivientes
Las centrales eléctricas cubanas parecen salidas de un museo de arqueología industrial. Con más de cuatro décadas de uso y nula inversión en modernización, se han vuelto tan predecibles en sus fallas como los discursos del poder que las ignora.
2. Combustible sí hay, pero no para el pueblo
Aunque Cuba ha recibido durante años petróleo subsidiado de Venezuela, el derroche, la mala gestión y una cadena logística digna de una tragicomedia bolivariana han dejado al país en la penumbra. El combustible, como los privilegios, parece tener un destino exclusivo: los resorts y los discursos.
3. La “revolución energética” que nunca encendió nada
En 2022 se anunció con bombos y platillos una transición hacia fuentes renovables. Plantas solares, parques eólicos... una promesa tan luminosa como vacía. Hoy, esos proyectos son humo entre los papeles de algún burócrata con aire acondicionado.
Las redes iluminan lo que el régimen quiere ocultar
Ante el apagón real, llegó la luz digital. Hashtags como #LucesParaCuba y #ApagónEnCuba se convirtieron en gritos colectivos. Videos caseros muestran salas de hospitales sumidas en tinieblas, niños haciendo la tarea a la luz de una vela y ancianos colapsando por el calor.
La respuesta del régimen: cortar el internet. Porque cuando el pueblo enciende la conciencia, lo primero que hacen es apagarle el Wi-Fi.
Conclusión: la oscuridad no es culpa del sol
No se trata del “bloqueo”, ni de tormentas tropicales ni de conspiraciones. Se trata de un sistema político que ha elegido la represión sobre la reparación, el control sobre el servicio, la permanencia sobre el progreso.
Cuba no está a oscuras porque le falte energía: está a oscuras porque le sobra dictadura.
Y la pregunta, cada vez más urgente, ya no es si volverá la luz… sino si el pueblo cubano podrá vivir para verla.
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Redacción: Cortadito News Escrito por: Pedro Alfonso Sánchez
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