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20 DE MAYO: LA FECHA QUE LA DICTADURA CUBANA QUIERE QUE OLVIDE

Bandera cubana ondeando bajo lluvia ligera, evocando la independencia del 20 de mayo de 1902.


Ya son las once de la noche y aquí estoy, desvelao como cada vez que llega esta fecha. Hoy es 20 de mayo de 2025. Afuera llueve, y tengo la ventana abierta pa’ que entre ese fresquito húmedo que me recuerda a las noches de mayo en La Habana... Veinticinco años hace que salí de allá. Un cuarto de siglo sin pisar mi tierra.


Me levanto y me sirvo otro buchito de café (el cuarto del día; mi mujer me va a matar). Prendo el televisor y empiezo a zapear. CNN en Español, Telemundo, Univisión... nada. Ni una palabra. Como si este día no existiera. Y me hago la misma pregunta que me hacía cuando vivía en Cuba: ¿por qué carajo nadie habla del 20 de mayo de 1902?


Miren, yo no soy historiador ni nada parecido. En Cuba trabajaba en la Empresa Geysel, y aquí me las he arreglado como he podido. Pero esta fecha me da vueltas en la cabeza desde que era un mocoso.


Mi abuelo Heriberto, que en paz descanse, hablaba del 20 de mayo como si fuera el 4 de julio para los americanos. “Ese día Cuba por fin fue Cuba”, me decía mientras se fumaba uno de esos tabacos que liaba con sus propias manos. Me contaba que su papá lo había llevado a La Habana para ver la ceremonia cuando tenía solo siete años, y que nunca olvidó el momento en que la bandera cubana subió al mástil mientras sonaba el himno.


Yo lo escuchaba embobao, con esa cara de pendejo que ponemos los niños cuando nos cuentan historias que parecen de otro planeta. Y luego, cuando llegaba a la escuela... ¡nada! Como si esa fecha hubiera sido arrancada del calendario.


Ayer llamé a mi hermana Caridad, que sigue en Guanabacoa. Le pregunté si habían dicho algo del 20 de mayo en la televisión o en el periódico.


—¿20 de mayo? ¿Qué pasó hoy? —me respondió, entre risas.


Cuando le expliqué, soltó una carcajada. “Ay, mi vida, ¿todavía con eso tú? Aquí lo que importa es conseguir la jama del día. Nadie tiene tiempo pa’ esas cosas”.


Y ahí me cayó la loza encima: lo han logrado. Han borrado la fecha de la memoria colectiva. ¿Cómo puede ser que el día en que nació nuestra república sea casi un secreto de estado? Les voy a contar mi teoría, la que he ido construyendo a lo largo de los años.


EL DÍA QUE NACIÓ LA REPÚBLICA... Y NADIE LO RECUERDA

Para entender esto, hay que volver atrás.


Era 20 de mayo de 1902. Tras siglos bajo el tacón español, y después de esos “añitos” con los americanos mandando, Cuba finalmente se gobernaría a sí misma.


Mi bisabuelo Rogelio, que había peleado junto a Maceo, estaba ese día entre la multitud que se arremolinaba en La Habana. Le contó a mi abuelo que la gente gritaba “¡Cuba libre!” y se abrazaba en las calles como quien sale de la cárcel directo a la luz del sol.


Tomás Estrada Palma, un viejo exiliado, juraba como presidente. Y sí, había esperanza. Pensaban que, al fin, iban a mandar en su propia casa.


Pero —y siempre hay un “pero”— ahí estaba la maldita Enmienda Platt.


Una cláusula impuesta a la fuerza que permitía a los Estados Unidos intervenir en Cuba cuando sus intereses lo consideraran oportuno. Además, se quedaron con Guantánamo, como si fuera su souvenir personal. ¿Eso es independencia?


Mi viejo, que después de unos tragos se ponía filósofo, lo explicaba así: “Nos dieron las llaves de la casa, pero se quedaron con una copia. Y si no limpiábamos como ellos querían, venían a barrernos”.


La Enmienda Platt era como casarte con alguien que te dice: “Sí, eres mi esposa, pero yo entro a tu cuarto cuando me da la gana y tú ni chistas”. Solo recordarlo me hierve la sangre.


¿POR QUÉ LA DICTADURA CUBANA LE HUYE A ESTA FECHA?

Cuando yo era chiquito, en los años 60 y 70, en la escuela apenas mencionaban el 20 de mayo. Y si lo hacían, era para decir que aquello no fue independencia real.


Recuerdo a la maestra Violeta, con sus gafas colgando de la nariz, diciendo: “Pioneros, la verdadera independencia llegó el primero de enero de 1959”. Y nosotros, loritos entrenados, repitiendo sin chistar.


Mi tío Jesus, que había sido militante del Partido hasta que el Período Especial lo desencantó, un día me lo dijo claro, pescando en el Malecón:


—Mira, sobrino, el que escribe la historia, la escribe a su favor. Si reconocen el 20 de mayo, tendrían que admitir que hubo vida antes de Fidel. Y eso no les conviene.


Y así lo veo yo:


Para el gobierno, la historia empieza en 1959.


Me daba risa cuando veía los libros de historia de la escuela de mi hijo menor. Si los leías, parecía que Cuba había estado en pausa hasta que bajaron los barbudos de la Sierra.


Claro que antes del 59 había problemas: corrupción, pobreza, mafia, racismo... Pero también había belleza. Mi abuela me contaba que en los años 40 y 50 La Habana era una joya: teatros, cabarets, gente bien vestida paseando por el Prado. Todo eso fue borrado, como si recordar lo bueno fuera un acto de traición.


Reescribieron toda la historia para que encajara en su cuento.


El 20 de mayo, que en los años 30 y 40 se celebraba con desfiles y banderas, se volvió casi un día prohibido.


Y lo mismo pasó con la gente. Si alguien caía en desgracia con el gobierno, ¡zas! Lo borraban de las fotos, de los libros, del recuerdo. Como si nunca hubiera existido.


Mi suegro, profesor de matemáticas en la Universidad de La Habana, fue suspendido una semana sin sueldo por decir en clase que antes del 59, Cuba tenía una de las mejores universidades de América Latina. Así de frágil era la verdad.


La Enmienda Platt les dio la excusa perfecta.


Y sí, admitámoslo: fue una humillación. Tropas extranjeras, condiciones impuestas... ¿qué clase de independencia es esa?


En octavo grado, el profesor Evelio, uno de esos que aún se atreven a pensar, nos dijo: “La república nació con grilletes en los pies. Y eso hay que reconocerlo”.


Tenía razón. Pero el problema es que el Regimen ha usado esa verdad parcial para amputar el resto. Como si, por una herida en un dedo, hubiera que cortar el brazo entero.


LO QUE NOS QUITAN CUANDO NOS QUITAN LA MEMORIA

Tengo un hijo de 70 años, nacido aquí. Y una hija de 28, nacida en Cuba pero criada acá. A veces les hablo de mi tierra, de nuestras costumbres, de nuestra historia.


Hace poco, viendo fotos viejas, mi hijo me preguntó:


—Papi, ¿por qué te viniste de Cuba?


Le hablé del Período Especial, de la falta de libertad,l a represion, de las dificultades... y me golpeó una certeza: sé muy poco de la historia de mi propio país. Lo que aprendí fue tan censurado, tan recortado, que no puedo transmitirles un relato completo.


Y eso me dolió. Porque cuando nos quitan la memoria, nos quitan una parte del alma.


Mi compadre Reinaldo, que vive en Hialeah y escribe poesías de vez en cuando, lo dijo mejor:


“Un pueblo sin memoria es como un hombre con Alzheimer: no sabe quién es, ni de dónde viene, ni pa’ dónde va.”


Los cubanos de la diáspora tratamos de mantener vivas estas fechas. Hoy, en la Calle 8 de Miami, seguro hay alguna conmemoración del 20 de mayo. Pequeña, discreta... pero al menos alguien se acuerda.


Mientras tanto, en Cuba, esta fecha pasa de largo. Como tantas otras que no encajan en el libreto.


UN SUEÑO PA’L FUTURO

A veces me pregunto cómo sería una Cuba donde se pudiera hablar de toda nuestra historia, sin miedo ni filtros. Donde el 20 de mayo se reconociera como lo que fue: el nacimiento imperfecto de una nación que aún no termina de encontrarse.


No tengo nada contra el 1ro de enero ni el 26 de julio. Marcaron al país. Pero, ¿por qué no celebrar también el 20 de mayo, el 10 de octubre, y tantas otras fechas que nos definen?


La historia no es una línea recta. Es una madeja de hilos enredados: unos nobles, otros vergonzosos. Pero todos juntos tejen lo que somos.


Hace unos meses hablé con mi sobrino Yunier, que vive en Santiago de Cuba. Tiene 19 años y nunca oyó del 20 de mayo en la escuela. Lo poco que sabe es lo que yo le he contado.


—Tío, ¿de verdad es tan importante esa fecha?


—Tan importante como el día en que naciste tú —le respondí—. Porque ese día nació Cuba como nación independiente, pa’ bien o pa’ mal.


Y me quedé pensando. ¿Cómo se construye un futuro sin entender el pasado? Es como querer levantar una casa empezando por el techo.


PA’ TERMINAR: EL 20 DE MAYO ES DE TO’ LOS CUBANOS

Ya me he extendido demasiado y el café se me enfrió mientras escribía (seis tazas van ya; mi mujer de verdad me va a matar).


Solo quiero decir esto:


El 20 de mayo de 1902 es una fecha que nos pertenece a todos los cubanos.


No fue perfecta. Vino con grilletes. Pero también con un sueño. Con una bandera izada. Con un pueblo que creyó, por fin, que era dueño de su destino.


Hoy ese recuerdo molesta a los que escriben la historia con tinta ideológica. Pero la verdad no se borra: se esconde un tiempo, se silencia un rato... y luego vuelve a hablar.


Ojalá algún día podamos celebrarlo todos, sin miedo ni censura. Porque Cuba no es un partido, ni un gobierno, ni una fecha. Cuba somos nosotros.


Si te gustó este artículo, compártelo. Y si tienes recuerdos del 20 de mayo, cuéntalos. La memoria es como un fuego: si no se alimenta, se apaga.


Y como dice mi vieja al terminar sus cuentos:


“Colorín colorado, este cuento no se ha acabado... porque la historia de Cuba sigue escribiéndose cada día.”


¡Hasta la próxima!


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Redacción: Cortadito News  Escrito por: Pedro Alfonso Sánchez

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