Florida está a punto de meterse en un berenjenal histórico al convertirse en el segundo estado de la Unión que prohíbe echar flúor en los sistemas de agua pública. El dichoso proyecto de ley, que se esconde bajo el nombre de "Ley Agrícola de Florida" (SB 700), ya ha pasado el filtro de la Cámara de Representantes estatal con 88 votos a favor y 27 en contra. Ahora mismo la papa caliente está en manos del gobernador Ron DeSantis, que todavía no ha soltado prenda sobre si le dará el visto bueno a semejante propuesta. La pregunta del millón es: ¿qué narices implica esta medida y por qué está armando tanto jaleo?
¿Qué esconde realmente este proyecto de ley?
Aunque la SB 700 va con pies de plomo y no menciona al flúor ni por asomo, cualquiera con dos dedos de frente entiende lo que busca: ponerle la zancadilla a ciertos aditivos químicos en el agua potable, lo que en cristiano significa mandar a paseo la fluoración del agua en los acueductos públicos floridanos. Con esto, el estado se subiría al carro de Utah, que hace nada se convirtió en el primero en aprobar una prohibición parecida que empieza a funcionar el próximo 7 de mayo.
Los que están a favor de la ley no paran de repetir que el flúor no aporta un pimiento a la calidad general del agua y que quitarlo de la ecuación ayudaría a ahorrar unos cuantos pavos a los ayuntamientos. Pero claro, en el bando contrario están que trinan, advirtiendo que semejante decisión podría ser un palo en la rueda para mucha gente, sobre todo para las familias con el agua al cuello que no pueden permitirse pasar por la consulta del dentista y se fían del agua fluorada para que sus hijos no acaben con la boca hecha un desastre.
La eterna pelea sobre la salud dental
Meter flúor en el agua lleva décadas contando con el respaldo de pesos pesados como la Asociación Dental Estadounidense, la Academia Estadounidense de Pediatría y los famosos CDC. Todos estos gigantes siguen empeñados en que el flúor es un aliado de confianza para darle caña a las caries y fortalecer la dentadura, especialmente en los más pequeños de la casa.
Pero enfrente tienen a tipos como Robert F. Kennedy Jr., el actual mandamás de Salud y Servicios Humanos, que lleva tiempo sembrando cizaña sobre los beneficios del flúor, machacando con que beberlo no sirve para nada del otro mundo. Este tira y afloja ha cogido carrerilla en los últimos tiempos, con varios estados como Kentucky, Massachusetts, Nebraska, Carolina del Norte y Wisconsin planteándose también tirar por la misma senda.
Cuando saltan chispas
Durante el debate en la Cámara, que estuvo más caliente que una sartén, el demócrata Daryl Campbell se puso como un basilisco: "Este proyecto no le va a hacer ni cosquillas a los que pueden pagarse un dentista privado, pero va a ser un mazazo para las familias que no tienen más remedio que fiarse del agua del grifo para que sus críos no acaben con los dientes hechos unos zorros". Desde Miami-Dade, la alcaldesa Daniella Levine Cava también le dio caña a la medida, dejando claro que "mandar a freír espárragos el consenso médico sobre los beneficios del flúor va a ser un palo sobre todo para los que ya están con el agua al cuello".
Un estudio que hicieron en 2015 los del Departamento de Salud de Hawái (un estado donde jamás han obligado a meter flúor en el agua) sacó a la luz que tienen la friolera de ser los campeones nacionales en caries infantiles, con solo un mísero 11% de su gente recibiendo agua con flúor. Estos números le ponen la piel de gallina a cualquiera que esté en contra de la prohibición.
¿Qué demonios pasará si la cosa sale adelante?
Si DeSantis se arranca y firma la dichosa SB 700, Florida hará pinza con Utah en una jugada que podría provocar un efecto bola de nieve, con otros estados copiando la idea como si no hubiera un mañana. Pero el asunto también podría prender la mecha de un debate nacional de órdago sobre esto de fluorar el agua y qué papel juega en la salud de la peña. La gente con menos posibles, que muchas veces no puede ni soñar con ir al dentista, se llevaría la peor parte si le quitan el flúor.
Por ahora, todo el mundo está con el alma en vilo mirando hacia el despacho del gobernador. Su firma en este papel podría dar un vuelco a la tortilla en cómo los estados lidian con la salud bucodental y las reglas del agua que bebemos.
Para ir cerrando el chiringuito
Esta movida de prohibir el flúor en Florida nos obliga a rascarnos la cabeza con cuestiones gordas sobre el tira y afloja entre dejar hacer a los estados lo que les dé la gana, no gastar una pasta y cuidar a la gente. Mientras los listillos siguen a la gresca, lo importante es que el personal de a pie sepa de qué va el tema y qué puede suponer. Y tú, ¿qué opinas de todo este fregado del flúor en el agua? ¡Suelta lo que piensas abajo y arma debate!
Ojo al dato: Este artículo solo pretende informar y ni de coña sustituye lo que te pueda decir un médico en condiciones. Si quieres un consejo como Dios manda, pásate por la consulta de tu dentista o de quien entienda del tema.
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Redacción: Cortadito News
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