¡Qué barbaridad lo que está pasando en el Estrecho de Florida! Anoche me quedé hasta tarde leyendo este caso las noticias publicada en la Oficina del Fiscal de los Estados Unidos del Distrito Sur de Florida y no pude evitar recordar cuando fui a cubrir mi primer reportaje sobre balseros en 2017. La desesperación en los ojos de esa gente es algo que nunca olvidas.
El Caso de Rafael Rodríguez: De Capitán de Lancha a Prisionero Federal
El juzgado federal de Miami le acaba de dar un estate quieto a Rafael Rodríguez Hernández, un cubano de 35 años que pensó que podía seguir jugando al gato y al ratón con las autoridades migratorias. ¡Pues se equivocó de cabo a rabo! Ahora tendrá que pasar 18 mesecitos contando los días tras las rejas, después de declararse culpable de tráfico de personas.
Y no crean que la cosa acaba cuando salga... le esperan tres años de libertad supervisada. ¡Eso sí que es tener a alguien respirándote en la nuca! Como me decía mi abuela: "el que la hace, la paga".
La Travesía que Terminó en Esposas: 27 Personas Interceptadas en Alta Mar
Todo ocurrió el 29 de septiembre pasado, un día que empezó como cualquier otro para mí (estaba preparando mi columna semanal) pero que para Rafael se convirtió en su último día como "empresario" del tráfico humano.
La embarcación venía desde las Bahamas haciendo aguas por todos lados, según me contó un contacto en la Guardia Costera. Los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) la detectaron casi de inmediato. ¡Estos tipos tienen un sexto sentido para estas cosas! Yo que pensaba que mi radar para detectar ofertas en el centro comercial era bueno...
A bordo iban 27 personas, todas con el mismo sueño americano pero sin los papeles necesarios para hacerlo realidad. Entre ellos, cinco ecuatorianos que ya conocían el camino de vuelta porque habían sido deportados anteriormente. ¡Vaya cabezonería, por favor! Como diría mi padre: "No hay peor ciego que el que no quiere ver".
Operativo Coordinado: Así Atraparon a Rafael y su Tripulación Irregular
Mira que lo tengo visto en mis años de reportera, pero la coordinación entre agencias federales en este caso fue de manual. La investigación fue liderada por HSI Miami (estos tipos de Seguridad Nacional que da miedo hasta saludarlos), con el apoyo de la CBP y la Guardia Costera.
Después de interceptar la embarcación, metieron a todos en un buque costero para procesarlos. Qué momento más surrealista debió ser aquello. Me imagino a Rafael viendo cómo se desmoronaba su "negocio" mientras los agentes revisaban documentación.
Al final, Rafael y los cinco ecuatorianos reincidentes fueron llevados a tierra para enfrentar cargos, mientras que el resto de pasajeros fueron devueltos a las Bahamas más rápido que cuando yo salgo corriendo del supermercado cuando veo a mi ex. ¡Vaya viajecito más caro les salió a los pobres!
Mensaje Contundente: La Justicia No Está de Vacaciones en Florida
El fiscal federal Hayden O'Byrne no anduvo con rodeos al hablar del caso. Cuando lo escuché en la rueda de prensa, casi me atraganto con mi café. Fue claro como el agua: estas sentencias son un mensaje para otros que andan con ideas similares.
José R. Figueroa, el jefazo interino de HSI Miami, puso cara de pocos amigos (lo conozco de otra cobertura y cuando se pone serio da miedo) mientras subrayaba la importancia de este tipo de operativos para disuadir a futuros traficantes.
El fiscal Tanner Stiehl, que parece sacado de una serie de Netflix según mi compañera de redacción, fue quien llevó el caso hasta el final. Rafael ya está contando los barrotes de su celda mientras las autoridades siguen patrullando las costas como si no hubiera un mañana.
Y por si alguien piensa que Rafael la sacó barata, hace poco a Yaquelin Domínguez-Nieves, una chica de apenas 25 años, le cayeron siete años y medio por un caso similar pero con un final más trágico, pues la mayoría de sus pasajeros perdieron la vida en el intento. Me enteré porque estaba cubriendo los juzgados ese día y vi salir a su familia destrozada.
Estas historias me revuelven el estómago cada vez que tengo que escribirlas. Entiendo perfectamente la desesperación que lleva a alguien a jugarse la vida en el mar (mi tío lo hizo en los 90), pero también veo el negocio sucio que hay detrás. Gente cobrando miles de dólares por un viaje que muchas veces termina en tragedia.
Esta mañana comentaba el caso con mi vecino cubano mientras tomábamos café en su porche. Él cruzó legalmente hace 15 años, pero tiene primos que lo intentaron por mar. "Es como jugar a la ruleta rusa", me dijo con los ojos vidriosos. "Pero cuando tienes hambre y no ves futuro, hasta lo imposible parece una opción".
En fin, mientras termino este artículo a las 11 de la noche con mi tercera taza de café, sólo puedo pensar en cuántas personas estarán ahora mismo planeando una travesía similar. Espero que lean esto y se lo piensen dos veces. No vale la pena terminar como Rafael o, peor aún, no llegar a contarlo. Reintentar Claude puede cometer errores. Por favor, verifique las respuestas.
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Redacción: Cortadito News
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