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Crisis del ron cubano: ¿Sin azúcar, sin mojitos?

Botellas de ron cubano en una destilería con barriles de roble, reflejando la crisis azucarera.


Una industria en apuros

La falta de azúcar está poniendo en jaque al ron cubano, ese tesoro nacional que, ¡uf!, lleva el alma de la isla en cada sorbo. La zafra azucarera –que ya no es lo que era– ha colapsado, y sin melaza, el ron no puede brillar. Un reporte de Periódico 26 (13 de mayo) lo dejó claro: en Las Tunas, la empresa estatal Derivados de Amancio está en aprietos. La crisis azucarera les cortó el suministro clave para producir alcohol. ¡Adiós al ron de calidad!


¿Qué está pasando con la zafra?

La cosa pinta mal. The Guardian, con un toque irónico, dice que esta debacle “habría hecho temblar a Hemingway en su tumba” –y no es para menos. Un ejecutivo anónimo de la industria soltó la bomba: no habrá alcohol en el último trimestre de 2025. ¿Genial? Más bien… un desastre. Las grandes marcas extranjeras como Pernod Ricard, Diageo, y LVMH, que han invertido millones en Havana Club, Ron Santiago o Eminente, están flipando con la situación.


La normativa cubana, rígida como un Tamagotchi olvidado, prohíbe importar melaza. Todo debe ser local, pero, ¿dónde está el azúcar? La isla, sumida en una crisis económica que huele a lluvia estancada, lleva años importando azúcar para consumo doméstico. Los roneros, sin embargo, se quedan con las manos vacías.


El contraste: fábricas modernas, centrales en ruinas

En Ciego de Ávila, el central Enrique Varona es un caos –trabajadores exhaustos torneando piezas para mantener viva una maquinaria que parece gritar “¡basta!”. En cambio, la destilería de Pernod Ricard, al sur de La Habana, es un oasis de modernidad. ¿La diferencia? Inversión extranjera. Desde 1993, los franceses se la jugaron con Havana Club, disparando ventas de 300.000 a más de cuatro millones de cajas. ¡Vaya crash de éxito! Pero ahora, sin melaza, hasta ellos tiemblan.


Marcas extranjeras en la cuerda floja

Diageo llegó en 2013, tras el acuerdo de exclusividad de Pernod Ricard. Sin destilería propia, usaban maestros roneros y barricas de roble con décadas de historia. Black Tears (sí, como el bolero Lágrimas Negras) y Eminente, de LVMH, son joyas de lujo que han puesto al ron cubano en el mapa global. Pero, con solo 13 de los 56 centrales azucareros operando, según Azcuba, la cosa se pone fea. Solo seis muelen caña para azúcar; el resto, para melaza. ¿Suficiente? Ni de broma.


Esto me recuerda a cuando intentabas mantener vivo tu Tamagotchi mientras estudiabas… bueno, da igual. La zafra 2025, que termina estos días, no promete nada bueno. En Sancti Spíritus, el central Melanio Hernández cumplió su plan, pero en Granma, ¡un desastre! Solo 5.262 toneladas de azúcar de las 19.000 previstas. ¿Las razones? Falta de combustible, roturas, incendios en campos y hasta invasión de leñosas.


¿Un futuro sin ron cubano?

La crisis azucarera no es nueva, pero los números asustan. En 2023-2024, Cuba produjo solo 160.000 toneladas de azúcar, según José Luis Rodríguez, exministro de Economía. Comparado con los 8,5 millones de los 80, es como caer de un rascacielos. La zafra anterior (2022-2023) ya había sido la peor en un siglo, con 350.000 toneladas. Ahora, sin azúcar, el ron cubano –ese símbolo de mojitos y daiquiris– está en peligro.


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¿Qué hacer ante la crisis del ron?

La industria del ron cubano necesita un milagro. ¿Invertir en tecnología? ¿Abrir la importación de melaza? Nadie lo sabe. Lo único claro es que sin azúcar, no hay ron. Y sin ron, Cuba pierde más que un trago: pierde identidad. La próxima zafra será clave, pero los vientos de la temporada ciclónica ya amenazan. ¿Podrá la isla salvar su ron? Solo el tiempo –y un buen mojito– lo dirá.


Redacción: Cortadito News

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