Type Here to Get Search Results !

Merenguitos Cubanos: Ese Dulce Bocado de Nostalgia que Me Devuelve a La Habana

Merenguitos cubanos caseros sobre bandeja, crocantes y dorados, listos para disfrutar con café fuerte.


Qué recuerdos me trae escribir sobre merenguitos! Me transporto directamente a la cocina de mi abuela en Santos Suarez. Soy Pedro Alfonso y llevo 18 años dándole vueltas a las cacerolas como chef, pero nada, NADA me sabe igual que esos merenguitos que preparaba la vieja Eloina.


El Merenguito Cubano No Es Un Simple Merengue, ¡Que Nadie Te Engañe!

Mira que he trabajado en restaurantes de medio mundo... desde un chiringuito en Varadero hasta el Plaza de Madrid, y si algo he aprendido es que cada país tiene su versión del merengue. Pero ¡qué va! No son lo mismo. El merenguito cubano tiene ese no sé qué que lo hace único.


El otro día estaba viendo uno de esos programas de cocina donde un muchachito con más estrella Michelin que experiencia intentaba hacer merenguitos "estilo cubano" y casi tiro el control remoto contra la tele. ¡Le puso cardamomo! ¿Cardamomo? ¡Mi abuela se revolcaría en su tumba!


Mis Ingredientes Para Unos Merenguitos Que Te Harán Llorar De Gusto

Vamos a lo que importa. Para hacer unos 30 merenguitos necesitas:


4 claras de huevo - y por favor, que sean a temperatura ambiente. Si las sacas directamente de la nevera es como si quisieras bailar salsa con botas de esquiar.


1 taza de azúcar - yo prefiero el azúcar refino, pero mi abuela usaba el común y le quedaban buenísimos.


Una pizquita de sal - como quien no quiere la cosa.


1 cucharadita de extracto de vainilla - de la buena, no esos potingues químicos.


Ralladura de limón - opcional, pero yo siempre le pongo porque me recuerda al patio de mi casa donde teníamos un limonero que daba unos limones así de gordos.


A veces, cuando estoy de humor o quiero impresionar a alguien especial (guiño, guiño), le añado un chorrito de ron añejo. No está en la receta tradicional, es una de mis locuras, pero créeme que funciona. El alcohol se evapora, pero deja un regusto que... bueno, tendrás que probarlo.


La Técnica: O Cómo Batir Hasta Que El Brazo Te Pida Auxilio

Antes que nada... ¡limpieza absoluta! Si hay una mota de grasa en el recipiente, puedes ir despidiéndote de tus merenguitos. Yo siempre paso medio limón por el bol y luego lo seco bien. Una manía que me pegó Consuelo cuando me sorprendió un día intentando hacer merengue en un bol que había tenido mantequilla.


Empiezo batiendo las claras despacito, como quien no quiere la cosa. Es como cuando empiezas a bailar con alguien en la pista - primero suave para ver qué tal se mueve. Cuando ya tengo una espuma que parece que las claras se han enfadado un poco, aumento la velocidad.


Ahora viene el momento crítico. Si añades todo el azúcar de golpe, acabarás con un mejunje triste y deshinchado. Hay que ir poco a poco, como quien echa arroz al congris, grano a grano. Una cucharada, bates un minuto. Otra cucharada, otro minutito.


A mí me gusta cantar mientras bato. Con una canción de Celia Cruz tengo el tiempo perfecto para todo el proceso. Si cuando termina "La vida es un carnaval" tu merengue no está firme y brillante... algo has hecho mal, compadre.


Cuando ya tienes el merengue a punto - debería formar picos firmes, como las olas de Varadero cuando hay viento fuerte - añades con cariñito la sal, la vainilla, y lo que hayas decidido ponerle para darle personalidad.


El Horneado: La Paciencia Es La Madre De La Ciencia... Y De Los Buenos Merenguitos

Precalienta el horno a 110°C. Sí, ya sé que parece temperatura de sauna y no de horno, pero es que los merenguitos son como yo después de tres mojitos: no soportan el calor intenso.


Para darles forma... bueno, depende del día. Si ando fino, uso manga pastelera con boquilla rizada. Si es domingo y estoy relajado, dos cucharas y que salgan como Dios quiera. Una vez escuché a un cliente francés decir que los merenguitos con forma imperfecta saben mejor porque tienen más "carácter". ¡Le invité a otro postre por decir eso!


Ahora viene lo más complicado: esperar. 35-40 minutos aproximadamente, pero varía según el humor de tu horno. El mío es como mi ex: impredecible. Así que yo siempre los vigilo a partir de los 30 minutos. Tienen que estar ligeramente doraditos, como si hubieran tomado el sol en la playa un ratito, no más.


Cuando parece que ya están... ¡NO ABRAS LA PUERTA DE GOLPE! Es como cuando estás durmiendo rico y te despiertan de repente – un shock térmico. Apaga el horno y deja la puerta entreabierta un ratito.


La primera vez que hice merenguitos para mi madre después de graduarme en la escuela de hostelería, me salieron tan buenos que se echó a llorar. O eso dijo ella. Yo creo que lloraba porque había dejado la cocina hecha un desastre. De tal palo...


¿Y sabes qué? Nunca me salen exactamente iguales. A veces más crujientes, a veces más melosos por dentro. Es lo bonito de cocinar como humano y no como máquina – cada hornada tiene personalidad.


Merenguitos cubanos caseros sobre bandeja, crocantes y dorados, listos para disfrutar con café fuerte.


El otro día en el restaurante, un matrimonio mayor pidió merenguitos para postre. Normal, dirás. Pero resultó que celebraban 50 años de casados, y en su boda en el Vedado habían servido merenguitos. Cuando probaron los míos, el señor me agarró del brazo y me dijo con los ojos vidriosos: "Muchacho, has traído La Habana a nuestra mesa".


Por momentos así vale la pena pasarse horas batiendo claras hasta que te duele el codo.


Mi consejo final: si haces merenguitos, hazlos con cariño o no los hagas. Se nota en el sabor cuando los haces pensando en otra cosa. Y sírvelos con café cubano, bien fuerte. Ese contraste entre lo dulce y lo amargo... como la vida misma.


P.D.: ¿Conoces ese momento en que mueves la bandeja del horno y los merenguitos suenan como si aplaudieran ligeramente? Ese es el momento perfecto para sacarlos. Es un truco que no aparece en ningún libro, pero que te comparto de cocinero a cocinero... o de cubano a cubano, que a veces es lo mismo.


Bueno, ya me dirás qué tal te salen. Y si te quedan mal a la primera, no te preocupes. Como decía mi abuela Consuelo: "El primer merengue siempre es para el perro"... aunque nosotros nunca tuvimos perro, así que nos lo comíamos igual.


LEE TAMBIEN: Torrejas en Almíbar: Mi Romance Personal con este Dulce Cubano(Receta Auténtica)


Redacción: Cortadito News    Escrito por: Pedro Alfonso Sánchez

Publicar un comentario

0 Comentarios

Top Post Ad

Below Post Ad