Hasta la fecha, se han documentado 44 feminicidios en Cuba en lo que va del año, una cifra que no proviene de informes oficiales—totalmente ausentes en este tema—sino del esfuerzo sostenido de redes ciudadanas y organizaciones independientes.
Es alarmante.
La última víctima: una joven de Madruga
Elianne Reyes Gómez, de 26 años, fue asesinada el pasado 7 de diciembre en su vivienda en Madruga, Mayabeque, presuntamente por su pareja. La joven deja tras de sí una hija menor, ahora en orfandad.
Las primeras confirmaciones no llegaron por televisión cubana ni por comunicados del MININT, sino gracias a la labor de Yo Sí Te Creo en Cuba y Alas Tensas, colectivos que han asumido el rol que el Estado ignora.
¿Genial? Más bien… cuestionable que en pleno 2025, con tantas alertas previas, ninguna institución haya actuado a tiempo.
Más allá del número: una crisis con nombre y rostro
Hasta el 10 de diciembre, estas organizaciones también registraron 16 intentos de feminicidio y un homicidio vinculado a violencia de género contra un hombre—una manifestación menos común, pero igualmente grave, del mismo patrón de agresión.
Esto me recuerda a cuando en mi barrio, hace años, una vecina llamó a la policía tres veces en una semana… bueno, da igual. Lo importante es que hoy, las mujeres siguen gritando en el vacío.
Denuncias que caen en saco roto
Actualmente, al menos nueve casos adicionales están bajo investigación ciudadana en provincias como Santiago de Cuba, Guantánamo, Camagüey, Artemisa, Villa Clara y Granma.
Muchas de las víctimas ya habían denunciado amenazas o episodios de violencia previa. Sin embargo, las respuestas institucionales—cuando existen—llegan después de que la tragedia se consuma.
Las autoridades del MININT suelen emitir notas genéricas tras los hechos, sin explicar por qué no se activaron protocolos de protección. Flipar con eso, ¿no?
La violencia machista en la isla no es un fenómeno aislado; es sistémico, repetido y, hasta ahora, impune.
El papel crucial de la sociedad civil
Frente a la inacción estatal, la denuncia ciudadana se ha convertido en la principal herramienta para visibilizar y documentar estos crímenes.
Las redes comunitarias, las llamadas anónimas y el seguimiento independiente han logrado lo que las estructuras oficiales no: dar nombre a las víctimas, exigir justicia y presionar por cambios mínimos.
¡Uf! Qué paradoja: en plena era digital, con tanta tecnologíq aparente, seguimos fallando en lo más básico: proteger vidas.
Una emergencia silenciada pero presente
Los 44 feminicidios en Cuba en 2025 no son una estadística fría. Cada número es una historia truncada, una familia destrozada, una falla institucional más.
Como el Tamagotchi de los noventa: si no lo atendías, se moría. Hoy, si no se escucha a las mujeres, también mueren.
Y mientras el olor a lluvia humedece las calles de Madruga, el silencio oficial se vuelve más pesado que nunca.
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Fuente: Yo Sí Te Creo en Cuba
Redacción: Cortadito News
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