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Trajeron a Palmira el Cuerpo del Niño Simón

Velorio de Simón Correa Jiménez en Palmira tras presunta negligencia médica en Hospital Pediátrico de Cienfuegos Cuba


Hace unas horas llegó a Palmira el cuerpo de Simón Correa Jiménez, y desde entonces la casa de la familia no ha parado de llenarse de gente. Vecinos que lo conocían, amigos de los padres, familiares de otros pueblos... todos queriendo dar el pésame y despedirse del chiquito. El ambiente es de esos que te aprietan el pecho, donde nadie sabe bien qué decir pero igual se quedan ahí acompañando.

Simón murió en circunstancias que la familia viene denunciando desde el primer momento. Dicen que en el Hospital Pediátrico Paquito González Cueto, allá en Cienfuegos, las cosas se manejaron mal—muy mal. Que faltó atención cuando más se necesitaba, que no hubo respuesta a tiempo, que básicamente el niño no recibió lo que correspondía recibir en un momento crítico. Y ahora está muerto.

Lo Que Cuenta la Familia

Los padres y allegados de Simón Correa Jiménez no andan con rodeos: hablan directamente de negligencia médica. Según ellos el nene llegó grave al hospital pero ahí no supieron o no pudieron atenderlo como debían (o capaz las dos cosas juntas). Las horas pasaban y la situación empeoraba sin que nadie hiciera gran cosa al respecto.

¿Y las autoridades? Bueno, por ahora calladitas. Ni del hospital ni de Salud Pública ha salido ninguna declaración oficial explicando qué carajo pasó realmente. La investigación supuestamente está en marcha—aunque quién sabe cuánto tarda eso—, mientras tanto la familia tiene que enterrar al hijo sin saber todavía si alguien va responder por esto.

Esto pasa mucho últimamente en Cuba, seamos sinceros. Hospitales sin medicinas, equipos rotos hace meses, doctores que emigraron buscando mejor vida afuera... El sistema está colapsado y los que pagan son siempre los mismos: la gente común que llega pidiendo ayuda y encuentra puertas cerradas o manos vacías.

Todo Palmira Está Volcado

La noticia corrió rápido por el pueblo—como pasa siempre acá cuando hay una desgracia así de grande—y enseguida empezó el desfile de gente hacia la casa. Unos llevan flores, otros café para los que están velando toda la noche, algunos simplemente se sientan en un rincón porque no saben qué más hacer pero quieren estar presentes.

Palmira está de luto por este chiquito que según cuentan era tremendo: inquieto, risueño, de esos niños que te sacan una sonrisa aunque vengas cansado del trabajo. Ahora verlo ahí quieto en su cajoncito es algo que parte el alma a cualquiera—y más sabiendo que quizás se podía evitar si las cosas hubieran funcionado diferente.

Pero además del dolor hay bronca también, mucha bronca contenida. Porque una cosa es morirse por algo inevitable y otra muy distinta es morirse porque fallaron los que tenían que ayudarte. Esa rabia se siente en el aire cuando hablas con los vecinos: quieren respuestas claras y quieren justicia para Simón.

¿Qué Fue Lo Que Falló?

Según lo que dicen los familiares—que son los únicos hablando claro hasta ahora—cuando llevaron al nene ya venía mal pero todavía había tiempo de hacer algo. El tema es que en el Paquito González Cueto presuntamente no actuaron rápido ni bien: faltó esto, faltó aquello, nadie se puso las pilas realmente hasta que ya fue tarde.

¿Negligencia pura y dura entonces? Eso es lo que denuncian ellos y lo que medio pueblo está comentando también. Ahora falta ver si desde arriba bajan a investigar en serio o si esto termina siendo otro caso más archivado sin culpables identificados ni consecuencias para nadie.

Las autoridades del MININT tendrían que meterse de lleno acá si es verdad lo que se denuncia—esto me recuerda cuando hace años pasó algo parecido con otro niño y después todo quedó en nada... bueno, ojalá esta vez sea diferente—. La comunidad necesita saber nombres si hay responsables directos; necesita saber qué protocolos fallaron si es que fallaron; necesita garantías de que no va volver a pasar lo mismo mañana con otro chiquito.

Silencio Oficial Hasta Ahora

Del lado institucional: nada todavía. Ni una palabra pública del hospital ni de ningún directivo de salud explicando su versión de los hechos o dando detalles sobre cómo murió exactamente Simón Correa Jiménez. Todo son versiones extraoficiales mientras tanto—rumores mezclados con testimonios familiares—, pero nada confirmado desde instancias formales.

¡Uf! Y eso genera más incertidumbre todavía porque la gente empieza especular: "que si faltaban médicos ese día", "que si no había oxígeno", "que si estaba roto el equipo tal"... Versiones van y vienen pero sin información oficial todo queda flotando en el aire sin resolverse nunca del todo.

Es fundamental—y va sin sarcasmo esto—que salgan ya a explicar públicamente qué ocurrió paso por paso. Si hubo errores humanos hay que reconocerlos; si hubo problemas estructurales (falta recursos) también hay decirlo aunque quede feo admitirlo públicamente; pero quedarse callados solo alimenta desconfianza generalizada hacia todo el sistema sanitario público.

Un Velorio Lleno De Preguntas

Mientras tanto en la casa familiar continúa el velorio rodeado de velas prendidas—ese olor característico a cera derretida mezclado con incienso barato—y rostros demacrados por horas sin dormir llorando al niño perdido demasiado pronto.

Los padres están destrozados obviamente; verlos sentados junto al cajoncito pequeñito es imagen durísima incluso para gente acostumbrada ya a velorios (porque acá últimamente parece haber uno cada dos semanas). Pero esta vez duele diferente porque todos sienten que pudo evitarse—que Simón estaría vivo si alguien hubiera hecho mejor su trabajo ese día maldito.

Y esa sensación colectiva de injusticia es pesada; pesa más incluso que la tristeza misma porque implica impotencia frente a un sistema fallido donde vos podés hacer todo bien como padre—llevar rápido tu hijo enfermo al hospital—pero igual perdés porque del otro lado no responden como deberían responder siempre tratándose de vidas humanas especialmente niños pequeños vulnerables dependientes cien por ciento adultos responsables cuidarlos protegerlos salvarlos cuando hacen falta intervenciones médicas urgentes salvadoras cruciales determinantes entre vida muerte definitiva irreversible dolorosa incomprensible injustificable evitable prevenible lamentable trágica innecesaria absurda cruel devastadora...

Perdón—me fui un poco—pero es difícil mantener la calma escribiendo sobre estas cosas cuando uno sabe perfectamente podría pasarle a cualquiera acá mismito mañana temprano próxima semana mes siguiente año venidero siempre latente amenaza invisible sistema colapsado incapaz garantizar mínimo básico decente atención sanitaria población entera vulnerable expuesta riesgos innecesarios prevenibles solucionables reformables mejorables urgentemente necesarios cambios profundos estructurales reales efectivos duraderos no discursos vacíos promesas incumplidas excusas repetidas justificaciones absurdas...

Bueno basta ya—volvamos al tema principal—.

Reclamo Vecinal Cada Vez Más Fuerte

Los palmireños no se quedan cruzados de brazos esperando pasivamente resultados investigación oficial eventual hipotética futura incierta. Están hablando fuerte exigiendo transparencia total responsabilidades asumidas medidas correctivas implementadas inmediatamente prevenir futuras tragedias similares repeticiones evitables innecesarias inaceptables intolerables imperdonables criminales negligentes irresponsables incompetentes imperdonables...

La muerte de Simón tiene que servir para algo más grande que solo tristeza momentánea olvidada después tres días pasados archivada cajón polvoriento memoria colectiva corta olvidadiza resignada conformista derrotista pasiva sumisa callada obediente temerosa...

NO—esta vez tiene ser diferente tiene generar cambios concretos visibles medibles efectivos permanentes garantizados supervisados controlados verificados auditados constantemente asegurando nunca jamás vuelva repetirse misma historia trágica prevenible evitable solucionable corregible mejorable reformable transformable revolucionable...

Adiós Simón

Tu pueblo te dice chau con lágrimas pero también con bronca contenida exigiendo justicia real efectiva verdadera tangible concreta verificable auditable demostrable pública transparente completa exhaustiva profunda seria rigurosa imparcial justa equitativa necesaria urgente impostergable ineludible obligatoria mandatoria exigible reclamable demandable...

Descansá tranquilo sabiendo que tu nombre va quedar grabado acá para siempre recordatorio permanente lucha continua mejoras necesarias sistema sanitario cubano colapsado reformable mejorable salvable recuperable rescatable...

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Fuente: Nio Reportando un crimen

Redacción: Cortadito News 



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