La Sombra del Crimen: Tomeguín, el Ladrón que Aterrorizó La Habana del 49

Calles de La Habana en 1949, escenario de los crímenes de Tomeguín, un ladrón que marcó la historia de la ciudad.

Tomeguín: El terror de La Habana en 1949

¡Hey! Hoy quiero compartirles un chisme que me tiene fascinado. Mientras investigaba sobre La Habana de los años 40, me topé con un personaje que me dejó con la piel de gallina. Prepárense para conocer a uno de los criminales más intrigantes de Cuba...

Corría el año 1949. Las calles de La Habana vibraban con música de son y el aroma del café recién torcido, pero bajo esa aparente normalidad, un nombre hacía temblar a los transeúntes: Tomeguín.

¿Quién era realmente este tipo? Detrás de ese apodo que sonaba casi a pajarito inofensivo, se escondía Efigenio Ameijeiras Delgado, un delincuente que había convertido el Parque de la Fraternidad en su patio de juegos personal. Y cuando digo juegos, me refiero a algo nada divertido: el robo de carteras y asaltos a mujeres indefensas.

Lo más loco de todo es donde vivía este personaje. ¿Se imaginan una habitación diminuta, la número 31, en un edificio destartalado de la Plaza del Vapor? Ahí se refugiaba Tomeguín entre golpe y golpe. Pero su verdadero hogar eran las calles de Monte y Ángeles, donde se la pasaba dándole dolores de cabeza al pobre teniente Ventura.

Su punto favorito para "trabajar" (y perdonen el eufemismo) era la esquina de J y 23, justo frente al Hospital Calixto García. Ahí, como un depredador urbano, esperaba a que las mujeres salieran del hospital para tomar la guagua. Era el momento perfecto para atacar. Pero aquí viene lo más interesante: mientras se dedicaba a estas fechorías, el muy astuto estaba tejiendo conexiones con los revolucionarios. ¡Vaya manera de jugar a dos bandas!

Pero ya saben lo que dicen: el crimen no paga. Un día, la suerte de Tomeguín se acabó en Puerto Padre, allá en Oriente. El juez no se anduvo con chiquitas: 60 días tras las rejas para él y su compinche Armando Cubría, otro que se las daba de revolucionario pero terminó siendo un simple delator.

Les cuento algo que me parece fascinante: en esa época, el lenguaje era muy diferente. Por ejemplo, usaban la palabra "pederastia" para referirse a cualquier relación entre hombres. Es increíble cómo han cambiado los tiempos, ¿verdad?

Si no me creen (que los entiendo, porque la historia parece sacada de una novela negra), pueden buscar los registros judiciales. También existe un libro llamado "Memoria", escrito por el mismísimo teniente Ventura, donde cuenta todos los detalles de esta historia con pelos y señales.

Y así, amigos, terminó la historia de Tomeguín, un personaje que representa perfectamente esa Habana del 49: contradictoria, peligrosa y fascinante a partes iguales.

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¿Qué opinan de esta historia? ¿Conocen alguna otra anécdota similar de la vieja Habana? Compártanla en los comentarios, ¡me encantaría conocer más historias de esta época! 🏛️🇨🇺

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Redacción: Cortadito News Escrito por: Pedro Alfonso Sánchez

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